SAGASTA

Por el mismo concejal anterior, en la misma fecha, en la misma sesión y
presidida esta por el mismo alcalde se consiguió que el Pleno Municipal
acordara dedicarle esta calle al político español don Práxedes Mateo
Sagasta, Presidente del Consejo de Ministros con Amadeo I y en cinco
periodos más, entre los años 1881 y 1902, tras hacer pacto con Cánovas del
Castillo.
El 3 de julio del 1933 se la denominó Estanislao Figueras.
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SAN BENITO

La calle y plaza que forman el conjunto de San Benito se llamó
primeramente Plaza de las Herrerías, por los muchos artesanos del ramo que
habitaban en la misma y en sus proximidades.
Los utensilios caseros, barandas, rejas, balcones y otros productos de
forja que aún se ven diseminados por la población hablan mucho y bien de
aquellos artesanos de antaño, cuyos productos eran exportados para exorno
de muchas casas solariegas y para uso común de muchas poblaciones. La
advocación de la ermita de San Benito que en la edificación adjunta hubo
instalado, son más que suficientes para comprender que el Santo Patrón de
la Ciudad debía tener dedicada alguna calle.
PADRE GALERAS
Siendo alcalde de Porcuna don Luis Aguilera y Coca, realizó una visita
pastoral a la Ciudad el entonces obispo de la diócesis de Jaén, don
Victoriano y, durante su estancia en la misma, le fue solicitado permiso
por dicho alcalde, para instalar el Hospital Municipal en la edificación
adjunta a la iglesia de San Benito.
Como tardara en contestar dicho señor obispo sobre el particular, el
citado don Luis, que ya había dejado de ser alcalde y continuaba como
concejal de la Minoría Liberal, solicitó de la presidencia que reiterara
el escrito que fue remitido en su tiempo a dicha autoridad eclesiástica.
Con fecha 28 de marzo de 1900 se dio lectura a una comunicación que decía:
" Recibida con la mayor benevolencia la solicitud que V.S. tiene a bien
dirigirme, en nombre del Ayuntamiento de su digna Presidencia, para que
cedamos al mismo, con destino a Hospital, el Exconvento de San Benito de
esa villa, cúmplenos manifestar a V.S. que consideramos muy plausible el
propósito y la idea expresados.
Mas, como quiera que, según datos que tenemos a la vista, dicho edificio
procede de una manda o legado de don Francisco María Galera Galindo,
vecino que fue de esa Villa quien, por testamento otorgado ante el notario
don Manuel Benito de Quero, dispuso se alquilase para viviendas el citado
convento y se invirtiese el producto del inquilinato en la conservación
del edificio y culto de la Imagen de la ermita contigua a aquel, a cuyo
efecto nombró administrador al prior o cura que hiciese sus veces. Y no
pudiendo nos alterar sustancialmente la sagrada voluntad del testador, ni
dar lugar a reclamaciones de sus albaceas, que todavía existen, entendemos
que debe el Ayuntamiento obtener previamente la conformidad de estos, con
lo cual y en representación de los intereses de la ermita e imágenes
susodichos, no habrá por nuestra parte inconveniente en hacer la
solicitada cesión, bajo la base de que el municipio contraiga formal
compromiso de atender a la conservación de la primera y culto de la
segunda, con una cantidad fija, que sea suficiente para cubrir los gastos
ordinarios. Dios guarde a V.S. muchos Años. Victoriano, Obispo de Jaén. 20
de marzo de 1900 ".
En efecto: Al volver nuevamente don Luis Aguilera y Coca a la alcaldía y
haber realizado las gestiones pertinentes acerca de los albaceas de dicha
manda, un día 8 de mayo de 1901 abrió sus puertas en San Benito el
Hospital Municipal, adquiriendo, por tanto el municipio la obligación de
sostener el culto a San Benito, cuidar su Iglesia y demás compromisos
inherentes.
Las obras del Hospital las realizó el maestro del Ayuntamiento, Francisco
Ruiz Millán, nombrándose enfermera a la vecina Ana Morales de Dios y al
esposo de la misma, corriendo el cuidado médico a cargo de los titulares
municipales: don Pedro Castilla Gallardo, Don Florencio Quero Cámara y don
Francisco Rivas Piedrola.
Conocedor don Francisco Santiago Millán de la bondad y caridad para con
los pobres del también sacerdote, como él, don Francisco Galera Galindo,
solicitó y obtuvo del Municipio se le dedicara la plaza y calle donde
viviera, siendo alcalde su padre don José Santiago Quero, en el año 1922.
En el año 1933 tuvo el nombre de Luis Fernández.
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SAN CRISTÓBAL

Debe su nombre a la proximidad a la ermita de San Cristóbal que, hasta
1940, hubo situada en el lugar preciso en que hoy se levanta el Depósito
General de Aguas Potables, construido por la Dirección General de Regiones
Devastadas, cuyo organismo prometió levantar otra vez la ermita, junto a
dichos depósitos, sin que ello haya tenido lugar hasta la fecha, perdiendo
Porcuna un santuario, lleno de recuerdos y tradiciones.
Durante la Segunda República le fue cambiado el nombre por el de Joaquín
Dicenta.
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SAN FRANCISCO

Como la anterior, ésta debe su nombre a la proximidad a la iglesia y
convento de la Seráfica Orden de los Menores de la Regular Observancia,
convento que se fundó primeramente en el Santuario de Alharilla, Patrona
de la Ciudad, el día 11 de junio de 1612 y trasladado unos dos meses
después, el día 4 de septiembre, a la ermita de Santiago, hasta que en el
año de 1683 quedara terminando el nuevo Templo, ya bajo la advocación, del
que hablamos extensamente en la Historia de Porcuna.
(Nota: Los religiosos franciscanos nunca fundaron en Alharilla, lo que hicieron
fue esperar allí, sin entrar en la villa, a que llegara la aprobación real
para fundar el convento dentro de la población)
En cierto periodo de tiempo, durante la Segunda República, tuvo el nombre
de Doctor Medinaveitia.
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SAN ILDEFONSO

La oscuridad que había sobre este punto nos la ha venido aclarar frey
don Luis Salazar y Castro, al leer su obra histórica sobre la Orden de
Calatrava, de la que era caballero y cronista, cuya obra tuvimos ocasión
de leer en la Biblioteca Nacional de Madrid Legajo 3 Expediente 20358 y en
su página 86, tras de hablar sobre las disputas de Martos, nos dice
textualmente, al hablar de Porcuna y de la iglesia de San Ildefonso.
" En Madrid, a seis de diciembre de 1574, confirma S.M. (Felipe II) la
disposición de Catalina García, mujer de Pedro López, que por testamento
ordenó que en sus casas de Porcuna se hiciera una ermita a San Ildefonso,
en que dotó una memoria de misas, dejando por patrón y capellán de todo
ello a don Juan Jiménez de Caspio, presbítero, vecino de dicha villa. Y,
porque este pedía licencia a S.M. para la fábrica, se le concede y aprueba
la fundación, dotación y patronato, por el tiempo de su voluntad y manda
al licenciado frey Diego de Gallego, prior de San Benito de Porcuna, que
fue vicario de Martos, haga cumplir la dicha disposición ".
Dicho patronato contaba con el solar que quedó, tras derribar unas casas y
que hoy forma la plaza de San Ildefonso, al que, para darle la forma
cuadrangular que hoy tiene, hubo necesidad de hacer lo que queda dicho,
según se aprecia en algunas de las casas que le sirven de marco, cuyas
habitaciones presentan alineaciones forzadas, que hubo que darles, para
que la planta de la futura iglesia fuera regular. Pese a que dicho templo
no llegó a levantarse por causas ignoradas, tanto el tramo de calle que se
extiende entre el altozano y la calle Derecha, como la propia plaza, son
conocidas por calle de San Ildefonso.
Según datos escritos por don Francisco Santiago Millán, que hemos tenido
en nuestras manos, dicha ermita volvió a intentarse construir en el siglo
XVIII, con el mismo resultado negativo.
Durante la Segunda República tuvo el nombre de León Tolstoy.
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SAN JOSÉ

La actual calle de Trafalgar quedó terminada de abrir en el año 1912.
Se comenzó su construcción, partiendo del Camino del Cementerio, en
dirección al Paseo de Jesús. La parte baja de dicha calle estaba obstruida
por montículos y no tenia acceso alguno por la parte del citado Paseo. Don
Emilio Sebastián González, Alcalde a la sazón, gestionó y consiguió la
expropiación de tres varas de terreno, pertenecientes al corral de la
yesera del vecino Francisco Gómez Casado y otra parcela del también vecino
Pablo Fernández Fernández, correspondiente al llamado Huerto del Francés,
ocupado actualmente por los almacenes de materiales de construcción de los
herederos de Juan Antonio del Pino, quedando abierta al tránsito dicha
calle con tales expropiaciones.
Con estos trabajos, quedó prácticamente abierta otra pequeña calle en la
que comenzaron a construirse por particulares modestos edificios,
recibiendo, desde su comienzo, la denominación del Horcón, por su
proximidad al pozo de este nombre.
Con fecha 5 de diciembre de 1923, el concejal don José Fernández y
Fernández consiguió que el Ayuntamiento diera a esta calle el nombre de
San José, por deseo expreso de doña Dolores Fernández, tía carnal del
mismo, que sufragó los gastos de la placa y su colocación.
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SAN LORENZO

Idénticos motivos tuvo el Ayuntamiento para titular a esta calle con
dicho nombre, toda vez que la ermita de este santo esta situada en la
plaza de tal denominación.
Tras haber ostentado el nombre de Giner de los Ríos, entre los años 1932
al 34, otra vez volvió a su antigua denominación, al tomarse Porcuna por
las fuerzas del General Franco, en el mes de enero de 1937.
(Nota: En 1599 al fundarse la ermita de San Lorenzo por
el doctor Cerrillo y su esposa esta plaza recibía el nombre de las
Cantarerías, por estar situados en ella las alfarerías donde se elaboraban
cántaros, utensilios de cocina y tejas)
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SAN MARCOS

Al igual que las anteriores, esta calle debe su nombre a la proximidad
de la ermita de San Marcos, situada al final de la misma.
Da comienzo en la esquina de la calle Daoíz y, atravesando la de los
Frontones, José Santiago y Comedero, desemboca en el Camino del Pozuelo, a
cuya derecha está la entrada a la tradicional ermita del Santo
Evangelista, antiguo lugar al que acudían los fieles el día de la siesta
para oír la solemne misa y presenciar la bendición de los campos con el
Santísimo, desde la Cruz situada en el centro de la explanada que existe
frente a la ermita.
En el año 1932 le fue cambiado el nombre por el de Miguel Bakunin.
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SANTA ANA

Esta calle que se extiende entre la plaza de San Benito y las llamadas
Cuatro Esquinas o confluencia de las de Peñuela y Sebastián de Porcuna,
debe su nombre a la Iglesia de tal advocación, convertida en panadería, al
ser adquirida por el industrial del ramo, don Antonio Juárez, siendo
alcalde de la Ciudad don José Santiago Quero y párroco don Ramón Anguita
Carrillo, en el año 1922.
Los vecinos de dicha calle, con subvención del Ayuntamiento, celebraban
con mucho esplendor la velada de Santa Ana, que era amenizada por la Banda
del Municipio y por los componentes del Centro filarmónico Local. Esta
verbena, si bien de menos duración que la que se celebraba en la Plazoleta
de la Parroquia y en el Llanete de los Cerrajeros, tenia mas sabor popular
que ninguna, por el exorno especial que cada vecino de aquella populosa
barriada imprimía a sus domicilios y puertas, que iluminaban y llenaban de
plantas y flores.
Al enajenarse la iglesia, Santa Ana y las demás imágenes que tenían culto
en la misma, fueron trasladadas a la de San Benito, donde fueron quemadas
en el mes de julio de 1936, a causa de los sucesos políticos acaecidos.
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SEBASTIÁN DE PORCUNA

Esta denominación que pudiera parecer un seudónimo adoptado por un hijo
de Porcuna, no es mas que un noble apellido, derivado del Señorío de
Porcuna, fundado en el Siglo XV, muchos de cuyos miembros estuvieron
ligados por casamiento, a las nobles familias de los Gallos y los
Aguilera.
Gracias a nuestra búsqueda en el Archivo Parroquial, ya que nada nos
aclaraban los libros de actas del Ayuntamiento, que sólo alcanzan al año
1860, hoy podemos saber quien fue el titular de esta calle, que nos era
completamente desconocido.
El nombre completo y apellidos son los Siguientes: Sebastián de Porcuna y
Valenzuela, hijo del doctor Alonso Marco de Porcuna y de doña María de
Valenzuela. Se sabe que tuvo otro hermano llamado Martín y que este tuvo
una hija llamada María, la cual fue bautizada el 18 de enero de 1603,
siendo padrinos de dicho bautizo: Su abuela, doña María y su tío don
Sebastián de Porcuna y Valenzuela, presbítero.
La partida de bautismo de la citada niña está firmada por el señor prior
de la parroquia de Porcuna, don Pedro Garrido, tío carnal del siervo de
Dios Pedro de la Concepción Garrido Ramírez, a quien nosotros conocemos
cariñosamente por El Beato Garrido, del que ya hemos hablado en este
callejero.
El sacerdote Sebastián de Porcuna, aparte de su espíritu caritativo,
traducido en innumerables obras de caridad en pro de sus paisanos
necesitados (motivo por el que el Ayuntamiento le dedicara esta calle a
mediados del siglo XVI), disponía de un buen patrimonio familiar, que
empleaba en sufragar los gastos que dichas obras requerían.
Los escritos de donde hemos sacado todos estos datos, son muy concisos en
cuanto a fechas y otros pormenores, tan necesarios para una buena
investigación, por lo que no hemos podido averiguar si el biografiado
nació o vivió en dicha calle, cosa que no sería extraña, toda vez que en
ella existen muchas casas del clásico sabor medieval y alguna de ellas
pudo ser su domicilio.
El apellido de la madre es un derivado del Señorío de Valenzuela, que tuvo
su origen en la vecina población cordobesa de dicho nombre y, si bien es
verdad que aún existen habitantes en Porcuna de este apellido, los de
Porcuna han desaparecido por completo y, en cambio, abundan en la citada
villa de Valenzuela.
Debido, tal vez, a que las gestoras republicanas ignoraban que Sebastián
de Porcuna fue sacerdote o por considerar su nombre inofensivo a sus
tendencias, es lo cierto que nunca le ha sido cambiado el nombre a esta
calle.
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SEGUNDO BATALLÓN DE CÁDIZ

Ni la tradición oral ni los libros de actas nos son necesarios en el
caso presente, toda vez que hemos sido testigos de la construcción de esta
calle, situada en la parte central de la Barriada del Haza de Napoleón que
fue construida por la Dirección General de Regiones Devastadas.
El Segundo Batallón de Cádiz nº 33, fue una de las unidades militares que
contribuyeron a la conquista de Porcuna del poder de las tropas de la
República, un día 1 de Enero de 1937.
El día 10 de febrero de ese mismo año sufrió Porcuna un contraataque de
las referidas tropas y en la dura batalla de defensa, perdió la vida un
buen número de soldados de este Batallón.
El Ayuntamiento, como justo y póstumo homenaje a esos heroicos españoles,
colocó sobre sus tumbas sendas lápidas de piedra del país, para eterno
recuerdo de los mismos y de su gesta.
La intitulación de la calle tuvo lugar, siendo alcalde don Benito Garrido
Palacios, en virtud de acuerdo de fecha 2 de octubre de 1943.
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SEVILLA

Pese a no ser muy lejana la construcción e intitulación de esta calle,
nada hemos encontrado en el examen de las Actas de nuestro Ayuntamiento,
por lo que podemos averiguar los motivos de imponérsele el nombre de la
metrópoli andaluza a la misma. Al hablar de la calle Nueva, primitivo
nombre de la actual de Ramón y Cajal, dijimos que fue construida en la
primera mitad del siglo XIX, juntamente con las de Alta, Rivera y Sevilla,
al desaparecer el Cueto o Camino en Alto y almenado, desde el que los
romanos defendieron el cauce de las aguas del Albercón, que tan necesarias
les eran en los momentos de asedio al castillo. De la misma época son las
calles del sector noroeste de la Ciudad.
El día 10 de julio de 1926 y, a propuesta del alcalde, don Adolfo
Barrachina Mancheño, se acordó dedicar la calle de Sevilla al mecánico
aviador apellidado Mateu, piloto ayudante del entonces capitán del arma,
don Modesto Aguilera Morente, al que le fue dedicada la Calle Alta en la
misma fecha, con motivo de haber aterrizado en el Haza de Napoleón un
avión pilotado por este ilustre hijo predilecto de la Ciudad.
Entre los años de 1932 a 1934 tuvo las denominaciones de Lenin.
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SILERUELA DE SAN BENITO

Situada en la costanilla existente entre la calle de Emilio Sebastián y
el Llano de San Benito, donde en tiempos pasados hubo silos para cereales
panificables, aprovechando la configuración particular del terreno,
resulta fácil comprender el motivo de tal denominación.
Esta calle se llamó del General Prim, entre los años 1932 al 34.
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