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UN HIJO DE PORCUNA
Sin más pretensión que
la de dar a conocer la vida poco común de mi tío-abuelo, para aquel que pueda
interesarle, paso a transcribir dos texto que nos dan idea de su recia
personalidad y bondadoso carácter y al que no llegué a conocer en vida.
De él poseo como recuerdo algunos tomos del Instituto Gallach, el tomo
nº 6 de la colección Tesoro de la juventud, su recordatoria y una de las
medallas conseguidas por su valor en el campo de batalla, francesa por más
señas.
Es de destacar en algunos párrafos frases propias del tiempo en que se
escribieron cuando, aún en plena Guerra Civil o próximos a ella, los ánimos
enfrentados de los españoles estaban a flor de piel, fuera y dentro del campo de
batalla por sus ideologías políticas entre otras causas más profundas.
Ascendido a alférez en al año 1931, murió en el Frente de Madrid, en el Puente
de los Franceses, Pozuelo de Alarcón (Madrid).
En memoria de su vida y obra queda el nombre de una de las calles de Porcuna al
heroico Alférez Joaquín López Ramos que Dios la haya acogido en su seno.
Joaquín López
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RECORDATORIA
POR DIOS Y POR LA PATRIA
En
la actual cruzada religioso-política contra el comunismo demoledor, abundan los
héroes y los mártires.
Por Dios y por España millares de pechos, pletóricos de fe y patriotismo, han
regado con su sangre generosa el suelo bendito de la patria. Entre tanto héroe
entre tanto mártir, merece mención especialísima el Alférez D. Joaquín López
Ramos, Terciario franciscano, muerto en el frente de Madrid en los primeros días
de diciembre de 1937.
Era natural de Porcuna (Jaén), se incorporó a filas el año 1916, y el 1921 fue
ascendido a Sargento por elección.
Hizo toda la Campaña de Marruecos, y de su valor dan testimonio las
recompensas obtenidas, cinco cruces de plata del Mérito Militar, tres de ellas
pensionadas, la Cruz de Guerra francesa, La Cruz de María Cristina, pensionada;
dos menciones en el diario oficial "como distinguido" y varias medallas.
Si como militar era dechado de heroísmo, como católico era ejemplar. A una
conducta irreprochable añadía tales practicas de piedad que admiraba a cuantos
le conocían.
En los diez últimos años adoptó una norma de vida austera, que sólo era
soportable a quine disfrutaba de salud como la suya. Se levantaba a las cinco
de la mañana y hasta que era llegad ala hora de misa, se dedicaba a prepararse
para la comunión mediante la oración y lecturas piadosas. La misa y la sagrada
comunión nunca las omitía, a no ser por el cumplimiento del deber como militar.
El año 1928 ingresó en la Tercera Orden franciscana, de la que fue alma y
vida. No solamente cumplía todos los preceptos de la Regla, sino que se dedicaba
con celo ejemplar a difundirla entre los fieles. Pocos Terciarios habrán
encarnado el espíritu franciscano como el Alférez López.
De carácter franco, llano y servicial y siempre alegre; se hacia amar y respetar
de todos. Sus jefes le confiaban los cargos de más difícil desempeño y
responsabilidad.
Los compañeros veían en él a un hermano, los pobres a un prodigo protector, los
indiferentes admiraban su inquebrantable conducta cristiana y los files ansiaban
emular sus virtudes. Todos cuantos le conocían de cerca, decían: "Todavía hay
santos en el mundo".
Al surgir el movimiento salvador de España, se puso tan debidamente a su favor,
que pidió para incorporarse a los Regulares, a fin de pelear en la vanguardia.
Con emocionante entusiasmo decía la víspera de salir para España: " Morir en
el campo de batalla es morir por Dios y por España, y yo quiero aprovechar esta
ocasión para ofrecerles mi vida".
Es de creer que Dios, tan pródigo en recompensar a quien le sirve, habrá
recompensado con inmarcesible galardón las virtudes y heroísmo del Alférez D.
Joaquín López.
En Larache (Marruecos) donde residió muchos años y desde donde pasó a la
península, se le recordará siempre con cariño.
Enero de 1938
(Se desconoce el autor de este texto)
ALFÉREZ JOAQUÍN LÓPEZ
RAMOS.-
Nacido en Porcuna en el año 1896,
marcha a filas en 1916 y, destinado a Larache (norte de África), continua
en el ejército, una vez cumplida su quinta, siendo ascendido a sargento en 1921.
Hizo toda la campaña de Marruecos, en la que obtuvo cinco cruces de plata y
la Cruz de María Cristina, tres de ellas pensionadas igualmente, así como
dos menciones honoríficas en el diario oficial, como distinguido y varias
medallas más.
Al surgir el movimiento y sentir la llamada de Dios y de la Patria, se incorpora
como voluntario a las Fuerzas de Regulares, al objeto de ir en
vanguardia, por si era necesario ofrecer su vida, como desgraciadamente ocurrió,
en el frente de Madrid, en los primeros días del mes de diciembre de 1937.
En el año 1928 ingresó en la Tercera Orden Franciscana, de la que fue un gran
propagandista y miembro ejemplar.
Comulgaba diariamente y se preparaba para ello, leyendo prácticas piadosas desde
la cinco de la mañana.
Realizaba muchas obras de caridad.
El 6 de junio de 1940 le fue dedicada la calle del MOLINO VIEJO
Manuel Heredia
Espinosa, de su obra Callejero de Porcuna
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