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EFEMÉRIDES: HACE 250 AÑOS
EL TERREMOTO DE LISBOA
Por
Antonio Recuerda Burgos (Cronista oficial de la ciudad)
Era el día de Todos los Santos,
primero de noviembre de 1755, alrededor de las diez de la mañana se produjo
el mayor terremoto de los tiempos históricos en la Península Ibérica. Afectó
de forma apocalíptica a la ciudad de Lisboa, duramente a Portugal, Sur de
España, (principalmente las costas atlánticas andaluzas) y Marruecos, y con
diferente intensidad a todo el resto de la Península Ibérica. Porcuna no se
vio libre de los efectos de este terremoto y los daños, que suponemos
cuantiosos, fueron materiales sin que llegaran a producirse víctimas
humanas.
El terremoto tuvo lugar a las 9 horas y 50 minutos de la mañana, con una
magnitud (supuesta) de 8,7 grados en la escala de Richter y una intensidad
de X en la MSK, sacudió la tierra durante 120 segundos con dos réplicas a
las 10 y las 12 del mismo día. En Lisboa la sacudida del terremoto provocó
el inmediato hundimiento de iglesias, edificios públicos y más de la cuarta
parte de las casas, con millares de víctimas; pero lo más grave estaba aún
por llegar, aproximadamente a las once de la mañana el mar retrocedió varios
kilómetros dejando al descubierto el fondo marino y los restos de
naufragios, ante el fenómeno muchas de las personas que habían sobrevivido
acudieron a la playa, momento en que olas gigantescas invadieron la tierra
firme causando nueva destrucción y arrastrando al mar a miles de personas.
Mientras tanto, a consecuencia del fuego de los hornos y las velas del
alumbrado, la ciudad de Lisboa comenzó a arder en un devastador incendio que
duró más de tres días y que la dejó prácticamente destruida. Algunas fuentes
cifran las victimas de Lisboa en 50.000 sobre una población de 250.000
habitantes.
En Andalucía los efectos fueron cuantiosos, en Sevilla quedaron destruidas
el siete por ciento de las viviendas y dañadas el ochenta y ocho, murieron
nueve personas y la Giralda sufrió importantes daños que hicieron temer por
su continuidad, el pueblo sevillano atribuyó su salvación a protección de
las santas Justa y Rufina que se abrazaron a la Giralda impidiendo su
derrumbe, por ello en toda la iconografía sevillana se representa a ambas
Santas flanqueado la Giralda. Hasta en Madrid se produjeron numerosos
derrumbes y la muerte de dos niños de diez años.
Pero los efectos más catastróficos se produjeron en el Golfo de Cádiz cuando
a las once de la mañana el tsunami lanzó olas de hasta treinta metros contra
la playa. En Cádiz el mar invadió la ciudad hasta tres veces, con un
intervalo de tres y quince minutos, las olas, la última se considera tuvo
treinta y cinco metros de altura, desplazaron las piedras de la muralla, con
más de diez toneladas, hasta cincuenta metros de distancia. Gracias a que le
gobernador mandó cerrar las compuertas de la muralla se evitó una
considerable pérdida de vidas humanas, lo cual no ocurrió en otros lugares
costeros de Huelva y Cádiz. En Ayamonte las victimas se cifraron en 1.000 y
el pueblo de Conil quedó prácticamente destruido. Las pérdidas humanas en
España se cifran por algunos autores en 12.000 y las de Marruecos en 10.000
personas.
El terremoto
en Porcuna
“Día de Todos los Santos del año 1755 se experimentó un cruel general
terremoto que duró ocho minutos, el cual hizo el estrago de derrumbar la
mayor parte de la iglesia de este convento, dejando milagrosamente su
techumbre y tejado pendiente del estribado, cuasi en el aire, y el Santísimo
Sacramento fue preciso colocar a Su Majestad en la sala de labor. Y se dio
principio a la obra de la iglesia el día 26 de julio año de 1756, la que
duró hasta el día 14 de noviembre del expresado año y tuvo de costa en cal,
madera, clavazón y maestros y todo el demás gasto 16.343 reales y 17 mrs de
vellón, siendo vicario de este convento el M. Rº P fray Juan de Giles y
priora la M. Rª M. sóror Manuela Mellado”.
De esta escueta forma una religiosa del convento de la Limpia Concepción de
dominicas de Porcuna nos dejó en el libro titulado “Protocolo de Hacienda
año de 1746" la descripción del terremoto.
Cifra la religiosa la duración del terremoto en ocho minutos lo cual nos
parece explicable dada la confusión y el pavor que tuvo que producirse, del
que todavía no se habría recuperado cuando aproximadamente diez minutos
después se produjo una de las réplicas, lo que la llevaría a considerar que
el terremoto se había prolongado durante todo este tiempo.
La desgraciada falta de todos los documentos municipales hasta 1860 nos
impide conocer detalladamente cuales fueron sus consecuencias en nuestra
localidad, los derrumbes de edificio particulares tuvieron que ser
cuantiosos, aunque no se produjeron víctimas. Conocemos mejor lo sucedido en
las iglesias, por los informes emitidos a la Orden de Calatrava, que lo
ocurrido en los edificios públicos y particulares.
Sabemos que “quedaron derrotadas la iglesia parroquial de esta villa, sus
capillas, sacristía y torres de las campanas” por lo que tuvo que ser
cerrada al culto para proceder a su restauración, pasando a celebrase los
oficios en las otras iglesias y ermitas que tenían menos desperfectos. El
prior frey Bartolomé Rojano solicitó del protector de las iglesias don
Miguel Verdes Montenegro la reconstrucción, que se subastó en Ascisclo de
Morales maestro alarife de la ciudad de Córdoba en 70.000 reales, el pago se
efectuaría en tres plazos, el primero al comenzar la obra, el segundo al
estar mediada y el tercero al acabarse completamente. Tal valor de 70.000
reales, traducido a euros actuales y pesetas estaría en torno a 225 millones
de pesetas o 1,35 de euros.
El dos de octubre de 1756 Diego Acisclo de Morales maestro de albañilería y
alarife público de la ciudad de Córdoba otorgaba poder a don Jhosep González
Navas vecino de Madrid para el cobro a don Manuel Rodríguez de Castejón
defensor de las iglesias de la Orden lo que le correspondía por la ejecución
de parte de las obras de la iglesia, sacristía y torre, el dinero le fue
librado con fecha de 16 de mayo de 1757, aunque después viéndose que las
obras no se realizaban de acuerdo a lo estipulado se le rescindió el
contrato, y el protector de las iglesias ordenó continuarla a peón y encargó
la dirección de la obra al licenciado presbítero don Tomás Francisco del
Castillo. La libranza de los fondos necesarios para la continuidad de la
obra se llevó a cabo, en 24 noviembre de 1759, 30 junio 1760 y en 12 de
marzo de 1761, en este último se indica que es lo que restaba “de la obra de
reedificación de la iglesia parroquial que se ha concluido a jornal”, aunque
con ello no debió quedar completamente terminada pues más de dos años
después en 20 de septiembre de 1763 se remiten al alcalde mayor de Porcuna
la cantidad de 7.287 reales para la conclusión de la obra del chapitel del
campanario y en 2 de mayo de 1772 existe un nuevo libramiento de 6.000
reales para nuevos reparos. A la vez que se realizaban estos reparos también
se ordenó y obligó a los propietarios de la capillas a proceder a su
restauración.
En la iglesia de San Benito, cuya reparación también correspondía al Rey,
por medio del Juzgado de las Iglesias de la Orden, varios arcos quedaron
“quebrantados y desunidas su piedras”, las paredes entre los arcos y los
cascos de la vigas también quedaron abiertos y quebrantados, mientras que la
casa prioral resultó seriamente dañada con necesidad de hacerse varias
paredes. Para estos reparos se fueron librando diversas cantidades en los
años posteriores al terremoto.
La fortaleza y sus posesiones también debieron resultar dañadas, pues de la
misma forma se libraron diferentes partidas para su reparo.
La iglesia de las dominicas, como recogió la anónima religiosa, sufrió
desperfectos de consideración cuyas obras importaron más de 16.000 reales.
No sabemos si la iglesia del convento de la Vera Cruz de San Juan de Dios
resultó dañada, pero es significativo que comenzara a edificarse una nueva
en el lugar de la antigua, cuya inauguración tuvo lugar el 15 de septiembre
de 1771.
Como ha quedado indicado nada sabemos de lo ocurrido con el resto de los
edificios y casas particulares, en estos serían los propietarios los
encargados de la retirada de escombros y su reparación, pero sí conocemos
que el cabildo pagó 90 reales a Maximiano Huertas, maestro alarife, y a los
operarios y caballerías que trabajaron en el despejo de las calles y sitios
públicos de la ruina ocasionada con el temblor de tierra. De esta nota
deducimos que los daños y derribos serían cuantiosos, pues estos operarios
se encargaron sólo de limpiar y recoger aquello que no correspondía a los
vecinos.
Todos estos destrozos no ocasionaron victimas humanas, aunque desconocemos
si hubo heridos, por ello el día 4 de noviembre se celebró en la iglesia de
San Benito solemne fiesta religiosa, costeada por el cabildo, por importe de
160 reales, con sermón cera y cohetes, “en acción de gracias de habernos
Dios por su intercesión librado del terremoto”.
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