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JULIO CÉSAR LLEGA A PORCUNA Este breve relato intenta rememorar las impresiones, sentimientos, miedos, etc. ... que experimentó Julio César en su viaje desde Roma a Obulco (nombre romano de Porcuna) para ponerse al frente de sus tropas en las vísperas de la Batalla de Munda, punto culminante de la guerra civil entre los partidos pompeyano (republicano) y cesáreo (partidarios del Cesar). Ha sido ideado, tras la consulta de las fuentes históricas, a modo de diario personificado. “Veintisiete días sin tregua ni descanso, desde que salí de Roma, y por fin exhausto llego a mi destino, Obulco (1). He cruzado valles, montañas, ríos... ¡Por Júpiter, ríos!. Parece que mi vida y destino son cruzar ríos. Aún recuerdo con escalofrío, cuando años atrás, desde La Galia (2) con mis legiones, crucé un ridículo riachuelo, El Rubicón (3), cuyo caudal apenas si llegaba a la rodilla de mi caballo, Mis aduladores, siempre apostando a caballo vencedor, dicen ahora, que en ese histórico momento que inició la guerra civil, exclamé una frase lapidaria: ¡Alea jacta est! (4) .No recuerdo bien que fue lo que exclamé en ese momento, pero dudo mucho que, con el alma en un vilo como estaba, y preocupado por no caer sobre el agua casi helada, estuviese yo para hacer frases históricas.” “ Igual que ahora junto al Betis (5), de nuevo otro río, de nuevo otro reto al destino, de nuevo otra guerra entre romanos. Gneo Pompeyo, mi rival, y paradoja del destino mi yerno (6) ¡al que los Dioses confundan! , ha conseguido con artimañas y engaños , levantar contra mí a toda la Bética (7). Gran parte de culpa debo achacarla también, a mi delegado en la provincia Casio Longino. Con su tozudez y torpeza, sangrando a impuestos a los provinciales (8) y realizando levas de tropas indiscriminadas para batallar contra los lusitanos, esos bárbaros jinetes del noroeste, ha puesto contra mi partido a romanos y nativos de la provincia.” “¡Que hermosa región!. Desde que hace 3 días, siguiendo la Vía Heráclea (9), cruzando grandes montañas, me adentré en este feraz valle lleno de olivos y trigo. Ahora comprendo porque lo llaman la “despensa de Roma”. Esta Bética es, sin duda, una de las mejores conquistas del Imperio. Los veteranos legionarios de la guerra de Hispania, ahora colonos, se han acomodado a esta tierra próspera y rica, han fundado hermosas ciudades como Itálica (10).Definitivamente, Roma ha echado raíces en esta tierra. “ “ ¡ Pero ahora Marte (11) campea en la provincia ¡. Sólo permanecen dos ciudades fieles a mi causa: Ulia (12) y Obulco. Ulia se encuentra sitiada por las hordas pompeyanas y solo Obulco resiste. Obulco..... el final de mi viaje. Tras estos veintisiete interminables días cabalgando en varias monturas distintas cada día, por caminos llenos de barro y agua (13) durmiendo en graneros, tiendas, cuevas,.., el cansancio me vence. Soy ante todo un soldado, siempre me encontré más seguro lejos de los palacios - con sus intrigas- , lejos del Senado – donde sólo la traición medra. Sólo entre mis legionarios encontré fidelidad, por ello comparto con ellos destino, penurias y triunfos. El Triunfo.... ,¡ que ingrata es la victoria ¡, cuando derrotas a un enemigo , surgen de sus cenizas – cual Ave Fénix- otros diez, más poderosos y despiadados que aquel que sucumbió . Jamás tuve tanto poder como ahora, jamás tuve tantos enemigos, jamás tuve tanto miedo a ser traicionado, .... ¡ Qué irónico destino el del Vencedor!”. “ El último oráculo (14) me ha avisado: ¡ Cuídate de los Idus de Marzo ¡(15) Sobre mi futuro se cierne la duda. Ello no me es nuevo, pues siempre preferí dar un paso hacia delante que hacia atrás, y hasta ahora siempre gané la apuesta. Para los Idus de Marzo aún queda tiempo, mi próximo reto está aquí y ahora en Obulco, de nuevo lanzaré a rodar los dados,..... ¡Alea jacta est ¡”. “ Por fin diviso Obulco, allá en lo alto. Mis generales, Fabio y Pedio , han acertado al situar nuestro cuartel en esa ciudad. Dominando el valle del Río Salsum (16), en dos mesetas gemelas se alza la ciudad, rodeada de baluartes y trincheras, bien guardada de los ataques del enemigo pompeyano. Desde ella se abre el valle del Betis , pudiendo mis legiones con facilidad, lanzarse al ataque de las ciudades en manos de los pompeyanos: Corduba, Ategua, ...(17) . Uno de nuestros guías, nativo de la región, me señala un pequeño promontorio blanquecino (18) y cuenta que allí estuvo la tumba de un gran rey de los íberos, los habitantes de esta región antes de la llegada de Roma”. “ En los fortines que guardan la calzada, veo a mis fieles legionarios, algunos de ellos veteranos de las campañas de las Galias. Al reconocerme, expresan su júbilo saludándome ¡ Ave César! ¡Ave César!. La emoción de su recibimiento no me oculta su pésimo aspecto. Estos decumanos (19) están fatigados tras continuas reyertas con los pompeyanos, mal uniformados, mal alimentados y peor motivados. Esta situación tiene que cambiar si deseo derrotar a los republicanos (20). En los próximos días tendré sobre mi espalda la responsabilidad de las vidas de cuarenta mil soldados, por ello debo ser intransigente con la disciplina. En la guerra la disciplina es el mejor aliado del soldado. En torno a mi causa, se han alineado romanos, mauritanos (21), nativos de la provincia – con sus curvas espadas -. Los pompeyanos nos doblan en número, ocupan casi todas las ciudades,...sólo puedo aventajarles con la experiencia de mis legionarios.” “ Cuanto me placería el descanso y la entrega a los placeres de la vida cortesana, pero la obligación de un general es, ante todo, cuidar de los suyos. Por ello, ordenaré para mañana una revista general de tropas e intendencia. No debo olvidar el aprovisionamiento, pues en estas guerras de asedio (22) el hambre es la más mortífera de las armas. No debo descuidar tampoco el erario (23). Con él puedo pagar a los soldados, a los proveedores, ... con él puedo comprar voluntades, inclinar a mi causa a notables de las ciudades - cuyo único partido está siempre donde están la plata y el oro - . Un nuevo acierto al elegir Obulco como mi cuartel, pues en la ciudad, desde antiguo, trabaja una renombrada ceca (24). Hermosas y curiosas monedas estas de Obulco: ases, cuadrantes ,....con motivos agrarios: toros , espigas, arados,...En algunas de ellas, en el reverso, figuran frases en el antiguo idioma de los íberos (25)” “Esta tarde, con el ocaso del sol, en un pequeño altar situado en un promontorio junto al campamento, los sacerdotes han ofrecido un sacrificio a los Dioses. Un toro, una oveja y un cerdo han sido acuchillados en honor a Júpiter, a Venus, a Marte, a Hércules, a Mitra,... (26), debido al variado origen étnico de mis tropas, los sacrificios deben contentar a todas los dioses: romanos, africanos, íberos, ....... Ha sido una hermosa ceremonia, llena de color. Al fondo, el mar de olivos del valle prestaba sus plateados destellos bajo la luz, aún vigorosa, de este bético sol . En el altar, el rojo dominaba la escena, el rojo sanguíneo de los animales sacrificados. Su sangre, portada en planas vasijas por los sacerdotes, circulaba entre los soldados, que hundían en ella sus dedos para después marcar sus armas y corazas – da buena suerte - ¡No hay nadie más supersticioso en el mundo que un soldado antes de entrar en combate ¡ “ Por la noche, a la luz de lámparas de mi tienda, he ofrecido a mis generales y centuriones, un frugal banquete. En las mismas mesas que, poco antes, han sostenido preparativos de guerra: mapas, despachos del frente, informes de tropas, estrategias, .... etc. , ahora se adornan con sencillos frutos de la tierra. Pan, cerdo asado, conejo – tan abundante en Hispania-, salsas de excelente aceite – En Roma, los importadores de aceite de la Bética, lo destinan preferentemente a la alimentación, dejando el africano- de peor calidad- para las lámparas de luz, y el itálico – más aromático - para los perfumes. No fue servido garum (27), ese exquisito manjar de los mares de la Bética. La vida castrense es austera y alejada de los refinamientos palaciegos. En Roma , el garum ha sido pagado a veces por su peso en oro. Finalizamos con frutas: higos dulces y uvas. Estas uvas dan, además, un vino fuerte, que madura en verano bajo el tórrido sol de la Bética, regalando sus aromas al paladar y sus energías al espíritu ; pero mezclado con el cansancio que arrastro de tan penoso viaje, me está cerrando los ojos y trabando la lengua... ” “ Medio dormido, despido a mis oficiales,....Morfeo (28) me reclama sin demora. Ahora, debo descansar, pues en adelante, debo emplear todas mis energías a la campaña que se avecina. ¡Alea jacta est!.” - 0 -
Notas del autor:
Autor: Juan Manuel Montilla Salas. Premio Literario "Ciudad de Porcuna" 2000 |
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