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Romeria de Alharilla

Ntra. Sra. la Virgen de Alharilla
PATRONA DE PORCUNA
Esbozo para la historia
por Antonio Recuerda Burgos (Cronista oficial de la ciudad)

Capítulo IV: La Cofradía en el siglo XVI

Del siglo XVI hemos tenido la suerte de consultar seis visitas, algunas de ellas incompletas, aunque conocemos la existencia de otras, la primera es de 1501 y la última de 1565, por lo que poseemos una información de gran interés y calidad, ya que además se extienden en multitud de detalles de los que carecían las del siglo anterior, unas son de gran originalidad en cambio otras son copia casi literal de la antecedente, en ello se aprecia la rectitud y responsabilidad de los visitadores que las realizaron, en cambio en las otras son muestra de la apatía o dejadez de los visitadores que las efectuaron.

Del conjunto de ellas, independientemente de que después hagamos un estudio pormenorizado de cada una, obtenemos una serie de datos que son comunes a todas y que nos arrojan luz sobre como se desarrollaba el culto en el siglo XVI.

Romeria

Todas las visitas constan de tres partes bien definidas, la primera es la denominada "examinación de cuentas", en la que como su nombre indica se repasan y toman las cuentas desde la última visita. La segunda parte lo constituye el inventario de todas las pertenencias y bienes de la cofradía, indicando que objetos han de darse de baja y cuales son nuevos desde la última visita. Y la tercera en el llamado "mandamiento" por medio del cual los visitadores dan normas para el mejor funcionamiento de la cofradía, alabando o censurando la obra realizada.

En primer lugar encontramos en ellas la presencia de una imagen de Nuestra Señora que recibe culto en la ermita y que al iniciarse el siglo, inventarios de 1501 y 1509, tiene un extenso ajuar compuesto por prendas femeninas de uso en la época como briales, tabardos, camisas, corpetes, tocas, alfardillas, coronas de seda, faldillas, almaisares, mongiles y alcandoras, con las que se vestía la primitiva imagen. En la visita de 1509, de la que conservamos solamente el inventario con una nota final, los visitadores muestran su disconformidad con el hecho de que la imagen sea de vestir "porque no anden poniendo manos en Nuestra Señora ombres e mugeres para la ataviar porque es deshonesta cosa", y ordenan que se haga una nueva imagen de la Virgen de bulto con el Niño Jesús, que sea de buena calidad y pintura, "mandamos que hagáis una imagen de bulto de Nuestra Señora con el Ihus. ricamente pyntada e obrada porque no anden poniendo manos en Nuestra Señora ombres e mugeres para la ataviar porque es deshonesta cosa y ansy comprada mandamos que no le vistan ropa alguna". Para obtener los fondo necesarios para tal adquisición se ordena al mayordomo Juan Ruiz Montilla que venda en pública almoneda las siguientes prendas:

"Hornamentos y joyas de Nuestra Señora que mandamos que se vendan:

Primeramente un brial de grana con tiras de terciopelo negro.

Otras faldryllas moradas con trepas de terciopelo.

Otras faldryllas blancas con tiras negras.

Un mongil de chamelote abierto guarnecido de terçiopelo.

Dos perillas de plata de las que se ponen las mujeres en los tocados.

Dos sartas de cuentas de ámbar, que la una tiene çiento ochenta y cuatro cuentas y la otra ciento treinta y nueve.

Otra sarta que tiene çiento sesenta y cuatro cuentas y una sartilla de corales menudos.

Seys camisas de Nuestra Señora.

Çinco corpetes, otro de camisas.

Cinco alfardillas.

Nueve tocados de seda, un ceñidor blanco con cabos prietos y colorados.

Media manga de seda negra e una gorguera labrada".

Se debió cumplir el mandato, pues en la visita de 1535, hacía veinte años que se había celebrado la anterior, se especifica que como la imagen de la Virgen es de talla dorada y no se puede vestir, las ropas y joyas no son necesarias, mandando al mayordomo Pero Ruiz Garrido, que las venda y con su producto compre una corona de plata, pues las que tiene una es de latón y las otras son de tela, a especie de cofias. Ya a partir de la visita de 1558, (al menos falta la de 1550), aparece en el inventario: "una corona de plata de la imagen que pesaba un marco". También a partir de esta visita de 1558, primera en que aparecen inventariadas las imágenes, figuran:

"Primeramente una imagen de Nuestra Señora, de bulto, en su tabernáculo, todo dorado.

Otra imagen antigua de Nuestra Señora, de bulto".

Creemos que pese al mandato de 1509 y de 1535, las imágenes seguían vistiéndose, seguramente los visitadores, que siguieron a los que ordenaron no vestirla, eran de distinta opinión, y en los inventarios siguientes se vuelven a recoger nuevas vestiduras de las imágenes, que se van incrementando año tras año.

A partir de la visita de 1501 figura en los inventarios prendas que están en la imagen de Santa Catalina. Esta imagen al menos hasta 1492 se encontraba en la iglesia de Santa Catalina, que estaba en el patio de armas de la fortaleza, muy próxima a la Torre Nueva. Sabemos, por una visita, que en el año citado de 1492 la iglesia se encontraba en muy mal estado a causa de un terremoto y al aparecer ahora en el ermita de Alharilla, suponemos que debido a la ruina de su iglesia, nos prueba la relación de los caballeros calatravos con Alharilla.

La festividad principal se celebraba el 25 de marzo, o día de Nuestra Señora de Marzo, festividad de la Anunciación o Encarnación, título bajo cuya advocación está la imagen. No se especifican los actos litúrgicos que se realizaban, aunque deducimos que se celebraba una vigilia la noche del sábado, a la que acudían cofrades y devotos, pasando la noche en la ermita y llano, con un carácter eminentemente festivo, cantando y bailando, que al realizarse algunas veces dentro de la iglesia da lugar a la prohibición de los visitadores, como después veremos. Al amanecer tendrían lugar las celebraciones eucarísticas, finalizando con la procesión, pues la imagen dispone así mismo de unas andas que iban cubiertas con una especie de palio, que en los inventarios figura como cielo para las andas. Era costumbre que la cofradía repartiese pan entre los asistentes a la romería, así en la visita de 1501 se le justifican al mayordomo "diez fanegas de trigo que se fisieron servir para el pan que se comió el día de la fiesta" y en 1592 Bartolomé Ruiz de Escavias Cantarero, dispone en su testamento que anualmente con cargo al molino de Carranza, sobre el río Salado, se den cinco fanegas de trigo, con la obligación de que se digan dos misas al año, una el 25 de marzo en la ermita de Alharilla y otra el día del Corpus "en la capilla y ermita del hospitalico de la villa", pagando por cada misa tres reales y "así mismo que el día veinte y cinco de marzo que se celebra la fiesta de Nuestra Señora se reparta en su ermita del campo entre los que allí asistan una fanega de pan cocido".

Debió ser norma que los cofrades celebrasen la fiesta con una comida a expensas de la cofradía, en el inventario de 1501 se recogen: "cierto vedriado que son como ollas grandes e como jarros e LXVI platos, CIX escudillas, CXXVII salseras e dos cántaros e dos tinajuelas./ Una cuchara de fierro./Una caldera mediana y otra grande. (continúan los enseres, pero al original le faltan los pedazos y es imposible continuar su lectura)". En esta misma visita se especifica que no se gasten fondos de la cofradía "sy non fueres en cera o para salario del clérigo y sacristán de la vigilia e misa que se dice o en la colación que dais al tiempo de la vocación y esto templadamente y en reparar la iglesia y casas de ella y su hospital"

El año 1515 los visitadores son informados que los comisarios de Cruzada, que habían inspeccionado las instituciones eclesiásticas de la villa, habían multado a la cofradía con "muchos maravedíes" a causa de los gastos que los cofrades habían hecho de los propios de la cofradía en comidas y bebidas y ordenan que no se vuelvan a gastar fondos de la cofradía en tales comidas y bebidas, pues tanto los gastos que se realicen como las multas que impongan los comisarios "no vos serán recibidos en cuenta y los pagaréis de vuestros propios bienes".

No solamente cuidaron los visitadores de que no se gastasen fondos de la cofradía en las comidas de los cofrades, sino que su intervención llega hasta delimitar cuando han de hacerlo y la cantidad máxima que pueden gastar en estos menesteres, aunque de sus propios bienes, sin tocar los fondos de la cofradía. En la visita de 1565 existe un mandamiento en este sentido: "Y porque de las dichas cuentas resultó que hacedes muchos gastos de la dicha ermita, así en comer como en beber y como quiera que en todo ello pudierais ser condenados, por ser gastos excesivos y reservando en nosotros la ejecución de ellos sobre los pasados, de parte de Su Majestad y Orden vos mandamos que de aquí adelante no hagáis ni gastéis cosa alguna de los bienes de la dicha cofradía y ermita en las dichas comidas y bebidas, salvo en los reparos de la dicha ermita y del hospital de ella y en camas para los pobres que a él vinieren, so pena de los que así gastáredes e mandades gastar lo paguéis de vuestros propios bienes e no vos será recibido en cuenta, so pena de quinientos maravedíes para las camas del dicho hospital; y si alguna cosa hubiéredes de gastar en comer y beber, solamente el día que celebráis la fiesta de la dicha ermita que es el día de Nuestra Señora de Marzo y aquella vez se gaste solamente un gasto moderado que no exceda de cuatro mil e quinientos maravedíes y éstos serán de vuestros propios bienes como dicho es y no de los bienes de la dicha cofradía so la dicha pena".

También en los inventario figura " una bula de perdones en pergamino" o "la bula de la perdonancia", así como "una tabla de perdones". La bula de perdones debía ser un privilegio, ignoramos quien lo concedió, por el que obtenían ciertas gracias, contenidas en la denominada tabla de perdones, los fieles que acudían a la ermita. De ello nos hablan los visitadores en el mandamiento de 1501, en el que nos indican que habiendo conocido que cuando los cofrades y otras gentes van a la ermita, como tienen por costumbre, a velar y ganar los perdones se producen ruidos y disputas dentro de la iglesia a causa de llevar panderos y vihuelas, con los que danzan, bailan y cantan, por tanto mandan de parte de sus altezas (se refieren a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, administradores perpetuos de la Orden de Calatrava), que nadie baile ni dance, ni altere el orden dentro de la iglesia, y da poder al alguacil de la villa de Porcuna para que vaya a la ermita y pueda coger las armas, vihuelas, panderos y otras cosas que se lleven imponiendo de multa, a los que incumplan lo ordenado, de ciento cuatro maravedíes, la mitad para los propios de la cofradía y la otra mitad para el alguacil y que los incumplidores pierdan los objetos que le sean requisados.

Figura en los inventarios, "el libro de las ordenanças", en el cual debían contenerse los estatutos por los que se regía la cofradía. Ello no es óbice para que los visitadores los complementen con mandatos tendentes a mejorar el funcionamiento de la cofradía, en este sentido es clave la visita de 1535, siendo mayordomo Pedro Ruiz Garrido, que fue realizada tras un paréntesis de veinte años, la anterior se había realizado en 1515. Tan dilatado período de tiempo debió dar lugar a una relajación en la administración de la cofradía, hasta tal punto que varios mayordomos se quedaron con bienes de ella y ahora con la visita salen a relucir, quedando obligados a pesar del tiempo transcurrido a la devolución de lo sustraído y no al precio del trigo en el año de la sustracción o del presente de 1535, sino al mayor de los precios que hubiera alcanzado en los años en que lo tuvieron en su poder. Así encuentran que el año 1517 el mayordomo Martín García Carpintero se quedó con veintiocho fanegas y cuatro celemines de trigo y habiendo fallecido se ordena que las paguen sus herederos; otros que resultan deudores son Antón Martínez de la Blanca, mayordomo del año 1520, en media fanega de trigo, y Alonso Sánchez Garrido, mayordomo en 1525, deudor de once fanegas y media de trigo que vendió a cien maravedíes la fanega. Los visitadores son tajantes en la exigencia de la devolución, ordenando que ha de ser en el plazo de nueve días y por si no quisieran pagarlo, mandan a los alcaldes ordinarios de la villa de Porcuna que sin dilación embarguen los bienes de estas personas y los vendan en pública subasta para pagar la deuda, con la pena, sino lo hacen, de cincuenta ducados de oro. El mandamiento finaliza así: "si necesario es para ello les doy comisión e poder cumplido según lo tengo de Su Majestad y les mando que así lo cumplan so pena del interés de la dicha cofradía e de cada çincuenta ducados de oro para los gastos de ella".

En esta visita es en la que se dan más mandamientos completando o aclarando las ordenanzas, en primer lugar se disponen que el prioste-mayordomo y cofrades se reúnan cada año el día de la fiesta o en los siguientes y tomen las cuentas al prioste-mayordomo, haciéndola asentar el libro de la cofradía, para que luego la puedan examinar los visitadores, el gobernador del partido o su alcalde mayor, para lo cual mandan también que la cofradía elija un escribano que sea persona honrada y capacitada que lo sepa hacer bien, al cual se le dará un salario moderado por su trabajo, siendo dicho escribano responsable de los errores que por su culpa o negligencia ocurriesen, todo lo cual ha de ser cumplido por los cofrades bajo pena de dos ducados de oro para reparos de la ermita.

El segundo mandamiento hace referencia a la elección de cargos anuales, pues al parecer el gobierno de la cofradía estaba en manos de unos pocos que cada año se repartían los cargos sin dan oportunidad a los demás cofrades de acceder a ellos. Por tanto se ordena que cada año antes de cesar en sus cargos los alcaldes, regidores, oficiales y mayordomo de la cofradía elijan quince personas honradas y capacitadas, que no hayan ejercido cargo en ese año, y entre ellos echen a suertes los oficios de la cofradía, comenzando por el oficio mayor hasta el menor, y los elegidos tendrán la obligación de servir sus cargos bajo la pena de ser expulsados de la cofradía y pagar una multa de dos ducados.

Por el tercero se ordena que a todas las reuniones de la junta de gobierno se llame al rector de la iglesia parroquial, para que esté presente por sí o por su delegado, guardándole el respeto debido, y no se podrán tomar acuerdos sin su presencia bajo la pena de dos ducados a cada cofrade que "se hallare en hacer lo contrario". También se ordena que de cada reunión se levante acta encabezada por el día, mes y año y las personas que asistan, las cuales firmaran, si saben, junto con el escribano que dará fe de ello.

Por la cuarta se insiste en lo que se repite en casi todas las visitas, que no se den las cuentas, ni visite la cofradía ninguna persona, aunque sea el obispo de Jaén o su delegado, ya que los únicos que pueden hacerlo son los visitadores de la Orden de Calatrava, y por su delegación el gobernador del partido de Martos o su alcalde mayor, imponiendo de pena si se contraviene dos mil maravedíes a los cofrades que den las cuentas.

Por la quinta se dispone, que se pueda pedir limosna en la villa de Porcuna y en las otras villas y lugares del partido de Calatrava, tanto en las iglesias como en las calles, para el reparo y ornato de la ermita de Alharilla, "por ser la dicha ermita y casa de Nuestra Señora de tanta devoción", y encargan a los priores de las iglesias del partido que animen a sus feligreses a dar limosna para este fin.

Estampa de la Virgen

Otras de las funciones de la cofradía según se deduce de los inventarios era la de dar sepultura y ofrecer sufragios por los hermanos fallecidos, para ello dispone la cofradía de "un lecho para enterrar los difuntos" y "un paño de florete negro con una cruz dorada para encima del lecho". Más tarde, en 1558, se estaba haciendo o se pensaba hacer un enterramiento para los cofrades y para ello se disponía, entre otros, de 4.500 maravedíes que había donado a la cofradía Pedro de Talavera.

En este siglo se puede apreciar que los bienes de la cofradía van aumentando de una visita a otra a consecuencia de las donaciones de los devotos. A partir de 1501 dispone de un haza en la Galga de dos fanegas de sembradura y tres olivos que donó Aparicio de Mingo Bueno. En el año 1515 disponía la cofradía de 27 ovejas, procedentes de otra donación, que tenía dadas a renta a razón de 17 maravedíes cada una, renta que pareció a los comisarios de la cruzada ser excesiva y que el contrato estaba hecho "en fraude de usura", por lo que multaron a la cofradía y más tarde los visitadores dispusieron que para evitarlo se vendiesen las ovejas y el dinero se colocase en un censo. A partir del inventario de 1558 figuran una serie de censos, que se transcribirán al final del capítulo, entre los que destacan los donados por don Francisco de Guzmán, que debió ser un importante personaje ya que llegó a ser rector del Hospital Real de Granada y del que desconocemos su vinculación con Porcuna.

No hay, en todas estas visitas, una descripción completa de la ermita y edificios contiguos, en la mayoría de ellas se especifica que la hallaron " muy bien reparada, ordenada y limpia como conviene a casa de tanta devoción por lo cual de parte de Su Majestad y Orden os doy gracias y encargo que siempre la tengáis así e mejor si se pudiere porque Nuestra Señora sea servida y se aumente la devoción que en aquella santa casa se tiene". En la visita de 1550, de la que carecemos, se ordenaron hacer obras en ella, las cuales estaban ya realizadas en 1558 y los visitadores afirman que no hay necesidad de hacer más obras, excepto rehacer la verja de madera que hay delante de la puerta de la iglesia, porque algunas maderas están quebradas y a esta reja ponerle una puerta con su cerradura, para ello dan un plazo de tres meses con la condena de que si no lo hacen lo tendrán que pagar a su costa con multa de dos ducados. Sin embargo en la siguiente visita de 1565 seguían sin hacerse y los visitadores vuelven a insistir sobre ello. En esta última visita nos hace referencia a ciertas dependencias anexas a la ermita, de esta forma: "vimos la caballeriza, junto a la dicha ermita y tiene necesidad de asentarle sobre los pesebres de ella un madero a la larga, porque el que tiene está quebrado y desbaratado. Vimos una pieza baja que sirve de despensa y una casilla que por ella se manda y la cámara de encima de ella que tiene chimenea y el huerto y un palacete de junto a la caballeriza y la cocina del santero, todas las cuales dichas piezas con el patio de ellas lo hallamos bien aderezado y reparado y el huerto con ciertas higueras bien cercado".

Existen referencias al humilladero, en 1558 y 1565, ordenando ciertas reparaciones:" vimos el humilladero que está cerca de la dicha ermita en el que no están reparadas ni hechas las verjas de madera que por la visitación pasada fue mandado por lo que pudierais ser condenados en las penas que os fueran puestas, las cuales reservamos en nosotros vos mandamos de parte de Su Majestad y Orden hagáis hacer las dichas verjas de nuevo de buena madera de pino y asentarlas en el humilladero y enlucir las paredes de él y retejar el tejado como por la dicha visitación pasada os fue mandado".

Otra importante función de la cofradía fue el mantenimiento de un hospital. En esta época, el vocablo hospital no designaba como en la actualidad a un centro de salud, sino que se denominaban hospitales a lugares para el alojamiento de pobres transeúntes, con lo cual se cumplía una función social y de caridad, cumpliendo con la Obra de Misericordia "dar posada al peregrino". En Porcuna en esta época existían otros dos hospitales, uno de hombres y otro de mujeres, pertenecientes a la cofradía de Santa María de la Coronada, aunque por dificultades económicas acabaron fusionándose en uno solo.

En la primera visita que tenemos, de 1490, aparece en el inventario: "tiene más una casa que compraron los cofrades para un hospital que tienen comenzado a hacer, a la linde de casas de Ruy López, de Esteban Sánchez e de Alonso del Pozo". Dos años más tarde seguía su construcción e ignoramos la fecha exacta de su inauguración, por carecer de la visita de 1499; pero ya en 1501 estaba en funcionamiento y en el inventario se recogen los enseres de su dotación que eran los siguientes:

"La ropa que está en el hospital de Señora Santa María de Alharilla .

Un almadraque lleno de lana.

Otro almadraque lleno de tascas.

Un colchón de dos piernas lleno de lana.

Dos jergas llenas de paja.

Cinco almohadas blancas, las dos llenas de lana y las otras dos vacías.

Cuatro sábanas de estopa y las dos muy rotas.

Ocho mantas viejas y nuevas.

Dos sargas y nueve bancos de cama.

Una caldera mediana sin asón.

Una sartén.

Una mesa de tornillo sin banco.

Dos candiles.

Unas trébedes.

Tres asadores.

A cargo de la custodia del hospital existía un "hospitalero" que también se ocupaba de su limpieza y lavado de la ropa y era pagado por la cofradía, sin que se especifique su salario.

El hospital disponía de dos alojamientos, uno llamado de los abades y destinado a los clérigos que pasaban por la localidad y otro llamado de los pobres.

En 1515 los visitadores nos dicen que está muy "bien proveído de ropas y buenas camas y bien poblado de todo", y autorizan que se de una cama para el hospital de Santa María de la Coronada, "porque es pobre y no está tan proveído como es razón".

En todas las visitas se proveen los reparos necesarios para el buen mantenimiento del hospital, en 1501 se ordena arreglar una tijera de la cámara, una viga en el palacio de los abades y reparar muy bien la cocina de los pobres. En 1558 reparar el tejado del portal primero, porque tiene goteras y hacer un desaguadero a la calle del pozo que está en el corral porque cuando llueve mucho rebosa y el agua inunda la casa; en 1565 quitar la tierra que hay en el corral junto a la pared del hospital porque se rezuma el agua y el hospital está muy húmedo. En esta misma visita se nos informa que el hospital dispone solamente de tres camas, dos para los pobres y una para los clérigos, por tanto se manda que se compre una nueva cama para los pobres.

En 1558 se nos sitúa mejor el hospital al decirnos que está en la calle Real que va a la calle Mesones, y que desde la última visita, la de 1550 que no hemos visto, se ha construido anexo a él una capilla "muy honrada y de mucha devoción que se entra a ella por el zaguán del dicho hospital y a la calle sale un arco grande y abierto con una reja de madera en la cual capilla hay un altar con un retablo de madera dorado y de buena mano pintada en él una imagen ...... (espacio en blanco) e a un cabo un almacén con su cerradura para meter el recabdo del altar". Este hospital y capilla, que después figura en muchos documentos como el hospitalico, e iglesia de San Antón, por tener en él una imagen de este santo protector de los animales, estuvo situado en la calle Real, actual número 15, y fue vendido a un particular en 1920, aunque conservó su estructura, que nosotros conocimos hasta la década de los sesenta en que fue derribado y construida una vivienda.

De la rectitud y exigencia de los visitadores en la toma de cuentas baste lo ocurrido en la visita de 1565, al tener noticia de que un mayordomo anterior llamado Juan de Montilla había entregado al bordador Juan de Flores 9.250 maravedíes para hacer un terno, que el bordador no había hecho, habiéndose gastado el dinero, por lo cual fue preso a petición del mayordomo-prioste, y estando preso el alcalde de la cofradía Gonzalo de Uclés lo había puesto en libertad. Llamado por los visitadores dicho Gonzalo de Uclés declaró ser cierto lo sucedido y que él lo había puesto en libertad a petición de algunas personas. Como quiera que el dicho Juan de Flores había desaparecido y no tenía bienes los visitadores dispusieron que Gonzalo de Uclés pagase de sus propios bienes los 9.250 maravedíes y después que él los pidiese a quien creyera conveniente.

Grabado de la Virgen

INVENTARIO DE 1565

Acrecentados

Un joyel de plata dorado con una cruz colorada y sus perlas tiene una piedra colorada.

Dos candeleros verdes de palo en el altar de la capilla del hospital.

Unos manteles de lino en el altar de la capilla.

Un ara en la capilla con sus corporales e su hijuela e palabras de

la consagración.

Una cruz verde en otro altar de la capilla.

Un frontal de lienço pintado en el altar de la capilla del dicho

hospital.

Un çenso que está cargado sobre los bienes de Juan de Huertas de

que se pagan cada un año dos mill doscientos e çinquenta maravedíes. (entre líneas casi ilegible: páganse a razón de catorce mill maravedíes el millar), (al margen derecho: II calderón CC L).

Otro çenso sobre los bienes de Alonso López clérigo de diez mill

maravedíes de principal de que paga de tributo al dicho respecto.

Otro çenso de quatro mill maravedíes de principal de que paga al

dicho respecto en contra los bienes de Diego del Molino.

Y porque en el inventario de la visitación pasada fallamos que estaba escrito que la dicha cofradía tenía ciertos censos contra vecinos de Granada que había dexado Francisco de Guzmán a la dicha cofradía los mandamos poner por inventario y se pasen en la forma siguiente:

- Una carta de çenso contra Francisco Ximénez e su mujer de contía

de dos mill y doscientos y quarenta maravedíes en cada un año son

vecinos e Granada.

-Otra carta de çenso contra Juan de Herrera escudero de Alhambra

de contía de trescientos e setenta y quatro maravedíes.

- Otra carta de çenso contra Cristóbal Almo Alix y su mujer de

contía de trescientos y setenta y cinco maravedíes.

- Otra carta de çenso contra Francisco Ruiz de Mingo Bueno de

quinientos çinquenta maravedíes.

-Otra carta de çenso de Cristóbal Uclés Arroyo y otra de Francisco

Cuéllar de cuatrocientos çinquenta maravedíes esta heredad se vendió a Alonso Gutiérrez de Benito Gutiérrez por nueve mill y quinientos maravedís al quitar de que paga en cada un año novecientos y çinquenta maravedíes.

Tiene otro çenso contra Alonso Pergallo ques difunto de quatrocientos mill maravedíes de principal el qual çenso poseen al presente sus herederos por que él es difunto".

 

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Actualizada el martes, 13 de agosto de 2002