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HISTORIA

Prehistoria

El origen de Porcuna se pierde en la más remota antigüedad. Sabemos que la aparición del hombre sobre la tierra comienza en el periodo que los historiadores y arqueólogos denominan como Paleolítico. El hombre entonces vive agrupado en bandas que recorren los territorios sin asiento fijo (nómadas), en busca de la caza y de los frutos que la naturaleza puede ofrecerle.Linea del tiempo de la Prehistoria.Se ignora en qué momento exacto los hombres pisaron nuestro territorio; pero sí se sabe y está perfectamente comprobado que hace aproximadamente unos 15.000 a 20.000 años, en el período del Paleolítico Superior conocido como Solutrense, grupos importantes de cazadores-recolectores vivían en nuestro suelo. Su presencia se ha detectado en las excavaciones realizadas en el yacimiento de La Peña de la Grieta situado en el lugar conocido como Sofuro o Sulfuro, allí se han recogido una gran cantidad de piezas o fragmentos de sílex que prueban la existencia de un gran taller para la fabricación de sus rudimentarias armas y utensilios. Pero todavía no podemos hablar de lugares habitados con asiduidad, son simples refugios al aire libre ocupando los abrigos rocosos o en cercanas cuevas. Debió ofrecer nuestro suelo abundantes recursos (alimentos y materia prima para sus útiles e instrumentos) para que este hombre del Paleolítico seleccionara este sitio para su asentamiento.Excavaciones de la Peña de la Grieta
El hombre durante esta época va a tener una economía depredadora, basada en la caza, la pesca, la recolección de frutos y otros vegetales. La caza debió practicarse en un espacio geográfico cercano a los lugares de habitación. Las batidas de caza debieron reunir un nutrido grupo de gentes, participando posiblemente en ellas distintos clanes o familias que se aunarían en esas ocasiones con el fin de dar caza a las especies más grandes. La recolección era esencialmente de bayas, raíces, tubérculos, raíces, frutos y vegetales.
Los hombres debieron realizar fundamentalmente actividades relacionadas con la caza, mientras que las mujeres recolectarían frutos, bayas y raíces, capturarían pequeños animales y recogerían huevos de pájaros.
Habrán de pasar miles de años, hasta que el hombre haciéndose agricultor y ganadero, se sedentariza. Es el periodo que conocemos como Neolítico, nace la agricultura y la ganadería. El hombre adquiere nuevas técnicas, entre ellas la cerámica, que le permite mejorar su nivel de vida, al poder cocer los alimentos o conservarlos mejor, dentro de ella. Nuevamente volvemos a ver al hombre asentado sobre este territorio, ello ocurría unos 5.000 años antes de Jesucristo. El hombre viviría al lado de los territorios que cultivaba, seguramente en chozas construidas con ramajes y barro; pero sin constituir núcleos que puedan considerarse verdaderas ciudades.
Todavía hay que esperar hasta unos 2.500 años antes de Jesucristo para que se establezcan las primeras ciudades en nuestro suelo. Es la llamada Edad de los Metales, que supone un nuevo avance en el proceso del desarrollo humano. Es entonces cuando se establecen las primeras ciudades, con potentes murallas y bastiones defensivos, en los Alcores y Albalate y ya desde este momento hasta el actual, la vida urbana no se ha interrumpido en nuestro suelo.
Esta primera ciudad del período denominado del Cobre, que en nuestro suelo alcanzó gran esplendor cultural, siendo denominado Cobre de Campiña, estaba formada por viviendas de planta circular con paredes de piedra y adobe y techo de ramajes. Estas viviendas tenían una sola dependencia en la que estaba el hogar, en torno al cual se desarrollaba toda la vida doméstica. La ciudad, no es necesario decirlo, se colocaba en los sitios más elevados, desde donde se podían controlar los campos cultivados y las vías de comunicación, a la vez que facilitaban su defensa, complementada con esas potentes murallas que en el caso de los Alcores fueron, durante este periodo, reformadas o rehechas hasta siete veces.
La vida continúa en estas ciudades con nuevas reformas en sus murallas, en las que se construyen torres circulares en los años que van desde el 2.000 al 900 antes de Jesucristo, aproximadamente. Yacimientos arqueologicos de Porcuna Es la época del Bronce que también muestra aquí un gran florecimiento por su riqueza agrícola y ganadera y es así mismo denominado Bronce de la Campiña. El nivel de vida va mejorando pero sus casas siguen teniendo todavía la misma forma circular de antaño.
Apartir del año 800 antes de Jesucristo, comienzan a llegar los influjos de comerciantes orientales: fenicios y griegos. Comienza el período protoibérico y la formación del reino de Tartesos. Debido a estas influencias la ciudad va cambiando, sus casas pasan ya a ser rectangulares y se aprecia un compartimentación en ellas. Se va preparando el periodo de máximo florecimiento: el período ibérico.
En la época de mayor esplendor de nuestra ciudad, en el siglo V antes de Jesucristo, es la época de IPOLCA, donde la escritura debía de ser ya un instrumento imprescindible; aunque no se hayan encontrado todavía pruebas escritas de la época. Es entonces la época de gloria de éste nuestro estado.
Ipolca es una poderosa ciudad-estado, (Estrabón y Plinio la sitúan entre las ciudades más notables de la Bética) es la capital de los túrdulos, como diría siglos más tarde Ptolomeo. Prueba de su grandeza es que se permitió erigir el mayor monumento escultórico del occidente europeo. Efectivamente en esta época, alrededor del siglo IV a.C., se construyó en ella un soberbio monumento escultórico, que constituye el mayor conjunto de escultura ibéricas existentes. En él los escultores, con gran influencia griega, representaron luchas de guerreros entre sí y con animales mitológicos, grupos de animales en lucha, escenas de caza, sacerdotes y sacerdotisas, figuras de animales, etc., con una gran maestría y perfección comparables a las obras maestras griegas del período severo. Todas ellas fueron halladas en el lugar del Cerrillo Blanco, muy mutiladas, pero cuidadosamente enterradas.
Debió de tener un importante ejército. Diodoro, un historiador romano, nos dice, siglos después, que los celtíberos de la Meseta eran mercenarios de los túrdulos y cosa curiosa, algunos de los guerreros del Cerrillo Blanco lo confirman, sus armas y atavíos se han encontrado en tumbas de la Meseta pertenecientes a la Cultura del Tajo, fechada sobre el siglo VII antes de Jesucristo.
Lo perecedero de los soportes escritos no nos ha permitido conocer el nombre de este estado hasta el siglo III antes de Jesucristo, cuando se producen las acuñaciones de monedas. La consistencia del bronce nos permite acceder por fin a su escritura y con ella al primer nombre de la ciudad IPOLCA (del prefijo fenicio-tartésico ip = ciudad y el sufijo celta olca = cercado).

Pueblos Prerromanos

La ciudad tuvo acuñaciones monetales, en las que figura el nombre ibérico de Ipolca junto al latino de Obulco. Estas primeras monedas son de gran calidad y tienen como tipo de anverso una cabeza femenina mirando a la derecha, con el cabello recogido en una trenza que rodea la cabeza y sujeta, atrás en un moño a la altura de la nuca. Delante aparece casi siempre el nombre latino de Obulco. Es una diosa local, relacionada con la agricultura y fecundidad de nuestro suelo. En su reverso aparecen el arado, la espiga y algunas veces el yugo o ubio, junto a estos símbolos aparecen, o bien el nombre de la ceca en caracteres ibéricos IPOLCA. Su actividad principal era la producción de cereales, abasteciendo a toda la campiña y muy probablemente a Roma, a través de la vía que comunicaba la ciudad con el Guadalquivir.Hoz neolitica.

La importancia de agricultura en la campiña de Porcuna.- Efectivamente, en la Campiña de Jaén asistimos, durante el Neolítico Final, al origen de la agricultura, evidenciado por la aparición de una industria lítica especializada en esta actividad, los llamados "elementos de hoz".
Esta verdadera "revolución tecnológica", que supuso una estandarización en la fabricación de elementos de hoz, caracterizados por la presencia de truncaduras, dorso abatido y en su lado opuesto el filo dentado, se encuentra estratificado en esos niveles en Porcuna, en el yacimiento de el Albalate, así como en yacimientos inmediatos de Higuera de Arjona y Puente Tablas (Jaén).
La estratigrafías de los Alcores y Albalate definen a los elementos de hoz como útil prioritario desde el Neolítico Final hasta el Bronce Final pues representan más del 75 % del utillaje total encontrado.
Junto a los elemento de hoz se documentan útiles con muescas, denticulados y truncaduras-fracturas retocadas, que suelen llevar melladuras de uso, con lo que deben estar asociados a las actividades de siega. Aparecen también numerosos molinos, moletas, hachas y azuelas pulimentadas, todos ellos relacionados con actividades agrícolas.
Arquitectónicamente la presencia de esta industria lítica va unida a silos (graneros), como el encontrado en el Silo iberico Berral (fechado en la Época del Cobre; o como el encontrado en el Cerrillo Blanco, donde se halló un silo de forma acampanada relleno de material lítico y cerámica a mano (fechado a partir del Bronce Final) y que evidencian la aparición sistemática de lugares de almacenaje para los excedentes de producción de cereales.
Además de los silos, durante la Edad del Cobre Final, aparecen unos recipientes de almacenaje que son generales, durante este periodo, a todas las sociedades de Andalucía oriental. Estos recipientes no ofrecen ningún tipo de ventajas respecto a los silos, salvo las posibilidades de movilidad que ofrecen a los productos por ellos contenidos. Esta cualidad funcional refleja la complejidad social que hubo en este periodo, así como la importancia que en este momento tuvieron las rutas comerciales y las transacciones de productos.

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Actualizada el viernes, 01 de julio de 2011